Ven, sígueme es una fortaleza espiritual

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Élder Pablo Chávez comparte que al estudiar Ven, sígueme cómo familia, los cambios son “notables y duraderos”.

Cuando nuestro amado profeta Russell M. Nelson, en la Conferencia General número 188, anunció un “nuevo equilibrio y conexión entre la instrucción del Evangelio en el hogar y en la Iglesia”, quizás no comprendíamos en ese momento la magnitud de ese grandioso ajuste. Mencionó que “es parte de un esfuerzo para fortalecer a las familias e individuos a través de un plan centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia para aprender la doctrina, fortalecer la fe y fomentar una mayor adoración personal”.

Observaciones iniciales, Conferencia General octubre 2018.

Este anuncio reafirmó la responsabilidad que tenemos cada uno de crecer espiritualmente y como padres de enseñar la doctrina a nuestros hijos.

 

En esa misma conferencia, el élder Quentin L Cook, explicó los propósitos y bendiciones de este ajuste:

 

  • Profundizar la conversión al Padre Celestial y al Señor Jesucristo y fortalecer la fe en Ellos.
  • Fortalecer a las personas individualmente y a las familias a través de un plan de estudios centrado en el hogar apoyado por la Iglesia, que contribuye a vivir el Evangelio de forma gozosa.
  • Honrar el día de reposo, centrándose en la ordenanza de la Santa Cena.
  • Ayudar a todos los hijos de nuestro Padre Celestial, en ambos lados del velo, a través de la obra misional y de recibir las ordenanzas, los convenios y las bendiciones del templo. (Una conversión profunda y duradera al Padre Celestial y al Señor Jesucristo, Conferencia General, octubre 2018).

 

Viene a mi mente el relato de Alma, cuando enseñó a los zoramitas, que comparó la palabra con una semilla. Dependerá de nosotros mismos si germina y se convierta en un árbol. Alma 32: 28 dice así: “... Ahora bien, si dais lugar para que sea sembrada una semilla en vuestro corazón, he aquí, si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echáis fuera por vuestra incredulidad, resistiendo al Espíritu del Señor, he aquí, empezará a hincharse en vuestro pecho; y al sentir esta sensación de crecimiento, empezaréis a decir dentro de vosotros: Debe ser que esta es una semilla buena, o que la palabra es buena, porque empieza a ensanchar mi alma; sí, empieza a iluminar mi entendimiento; sí, empieza a ser deliciosa para mí”.

 

Bendiciones y promesas

 

Aprovechemos los recursos que la Iglesia nos brinda, especialmente el programa de Ven, sígueme y seamos merecedores de las bendiciones y promesas que el presidente Nelson describió en esa misma conferencia.

 

“El nuevo curso de estudio integrado, centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia, tiene el potencial de desatar el poder de las familias al seguir cada una de ellas dicho curso, de manera consciente y cuidadosa, para transformar su hogar en un santuario de fe. Prometo que a medida que trabajen con diligencia para remodelar su hogar, centrándolo en el aprendizaje del Evangelio, con el tiempo sus días de reposo serán verdaderamente una delicia. Sus hijos estarán entusiasmados por aprender y vivir las enseñanzas del Salvador, y la influencia del adversario en su vida y en su hogar disminuirá. Los cambios en su familia serán notables y duraderos”. (Cómo ser Santos de los Últimos Días ejemplares, Conferencia General, octubre 2018).

 

Como familia tomamos la decisión de seguir el programa de Ven, sígueme diariamente. He visto los milagros en mi hogar, la lectura de las escrituras se ha vuelto una parte de nuestro diario vivir. Anhelosamente esperamos ese momento del día para aprender y acercarnos más entre nosotros y a nuestro Padre Celestial. Son cambios “notables y duraderos”.

 

La pandemia nos ha traído beneficios porque hemos sentido el amor de Cristo y las cargas las hemos sentido ligeras. Testifico que la constancia en la lectura de las escrituras nos fortalece y las promesas hechas por el Profeta, se cumplen. En el nombre de Jesucristo. Amén.

 

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