Aprendamos un poco acerca del Autismo

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Nota Importante: En el marco de la celebración del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, presentamos este artículo con el objetivo de brindar información y orientación a familias, sobre el autismo con fines orientativos, preventivos e informativos. Su propósito es ofrecer una visión general y sensibilizar sobre el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Para diagnósticos o información detallada,respetuosamente sugerimos buscar ayuda de un profesional competente en la materia.

Desde el inicio del desarrollo fetal, el cerebro está expuesto a una sinfonía de estímulos sensoriales, pero ¿qué ocurre cuando esta sinfonía se convierte en una cacofonía? El trastorno del espectro autista (TEA) no solo afecta la comunicación y la interacción social, sino también la forma en que una persona percibe el mundo y los estímulos que recibe del mismo, los cuales otras personas perciben como normales.

Como si estuvieran envueltos en una espesa niebla, se les dificulta procesar los estímulos sensoriales con claridad, así como interpretar las acciones y sentimientos de los demás. Esta niebla sensorial puede traer consigo la dificultad para identificar peligros, como el calor de una estufa o el dolor de una herida.

Tomando el primer ejemplo anteriormente mencionado para representar el trastorno del espectro autista (TEA), podemos decir que, así como una hermosa sinfonía puede transformarse en una horrenda y desesperante cacofonía, lo que una persona sin autismo percibe en el mundo de una forma normal y equilibrada, por otra parte, una persona con autismo lo percibe de una forma diferente y, en cierto sentido, con mayor intensidad, centrándose en los detalles y teniendo dificultades para integrarlos en un todo.

Acerca de las reacciones que tienden a manifestar algunas personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) ante ciertos estímulos visuales, auditivos, táctiles (sensación en la piel), olfativos y gustativos (sensibilidad a olores y sabores), así como la propiocepción (conciencia del cuerpo en el espacio) y el sistema vestibular (equilibrio y movimiento), podemos mencionar las siguientes:

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Hipervisión: Las luces brillantes pueden ser molestas o incluso dolorosas; no soportan el parpadeo de una luz fluorescente.

Hipovisión: No notan en su campo visual los objetos y tienden a no enfocar la mirada.

Hipersensibilidad:

  • Les molestan las telas ásperas, las etiquetas de ropa, la plastilina, lo pegajoso, la arena y el contacto físico, que pueden ser incómodos o incluso dolorosos.
  • Olores fuertes (perfumes, productos de limpieza, comida) pueden ser insoportables, por lo cual, al momento de comer, tienden a ser muy específicos y rutinarios con su alimentación.
  • Pueden evitar juegos como columpios o saltar porque les marean o asustan.

Hiposensibilidad:

  • Pueden buscar presión intensa (como abrazos muy fuertes) o no reaccionar ante el dolor o a temperaturas extremas.
  • Pueden oler o lamer objetos porque no perciben los olores o sabores con facilidad.
  • Pueden tener dificultades para medir la fuerza que usan (por ejemplo, empujar demasiado fuerte, sus abrazos son demasiado fuertes o escribir con demasiada presión).
  • Buscan girar, balancearse o moverse rápido para regularse.

Búsqueda sensorial: Algunos niños pueden moverse constantemente, chocar con objetos o buscar actividades físicas intensas.

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Es importante poder acompañar al momento de una crisis, estar en calma para reducir el estrés sensorial, utilizar una voz neutra y una postura relajada. Es significativo que sientan un nivel de comprensión al validar cada una de sus emociones: tristeza, enfado o rabia.

Usar estrategias de regulación ayuda a manejar mejor una crisis. Utilizando objetos sensoriales, como un peluche u objeto favorito, se pueden realizar técnicas de distracción, como escuchar una canción que pueda relajar o tararear una melodía. Hacer respiraciones profundas para volver a la serenidad es de vital importancia, así como respetar sus tiempos para que pueda tomar el control. Usar horarios visuales o rutinas estructuradas para darles mayor predictibilidad.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)1 establece que el autismo se presenta en un espectro amplio, clasificándose en tres niveles según la necesidad de apoyo: nivel 1 (requiere apoyo), nivel 2 (requiere apoyo sustancial) y nivel 3 (requiere apoyo muy sustancial).

Cada niño con autismo es único, y sus crisis pueden ser muy diferentes según su sensibilidad, su forma de procesar el mundo y su nivel de comunicación. Lo que ayuda a un niño puede no funcionar con otro; por eso, es tan importante conocer bien sus necesidades individuales. La clave está en observar, comprender y encontrar las estrategias que mejor se adapten con la ayuda profesional.

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Bibliografia:

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)1 , American Psychiatric association , 5ta Edicion, Editorial Medica Panamericana pag# 52, ISBN: 978-84-9835-810-0