Enfrentando las tormentas con el Salvador al lado 

Las pruebas en nuestra vida no terminarán, de eso estamos seguros, pero sabemos que podremos resistir cualquier cosa si confiamos en el Señor.

Las pruebas en nuestra vida no terminarán, de eso estamos seguros, pero sabemos que podremos resistir cualquier cosa si confiamos en el Señor. 


Conocí a mi esposo mientras cursábamos una clase en la universidad. Después de salir en citas decidimos pasar de una amistad a un hermoso y sano noviazgo que nos llevó al templo. Nos sellamos en el Templo de la Ciudad de Tegucigalpa en julio de 2022. 

Meses después recibimos con mucha emoción y felicidad la noticia de mi embarazo. Días más tarde, íbamos en el auto escuchando el himno “Asombro me da”, nos detuvimos en un alto, cuando un automovilista se pasó en luz roja y se estrelló en nuestro vehículo en un costado.  

Quedé inconsciente del impacto. Me trasladaron al hospital. Mientras recuperaba el conocimiento, a lo lejos escuché los gritos de angustia de mi esposo que decía: “¡Mi esposa está embarazada! También pude escuchar al personal del hospital comentar: “Posiblemente pierda el bebé”. Instintivamente sostuve mi vientre y entre lágrimas oré, “Señor, no permitas que esto suceda, pero si es Tu voluntad, ayúdanos a resistir”. 

Un médico realizó un ultrasonido y gritó con emoción: “¡Está vivo!”. En ese momento recordé el himno que estábamos escuchando, “Asombro me da”.  Sentí tanta felicidad a pesar de los golpes que tenía. 

Las pruebas en nuestra vida no terminarán, de eso estamos seguros, pero sabemos que podremos resistir cualquier cosa si confiamos en el Señor. Testifico que aun cuando pensamos que el Señor no está con nosotros, es cuando más cerca está. Con mi esposo hemos aprendido a ser fuertes y a escuchar más Su voz.  

Testifico que el Evangelio de Jesucristo contiene todos los principios y ordenanzas salvadoras para regresar a vivir en los cielos. Además, tiene las herramientas para poder enfrentar la vida terrenal. Hemos sido bendecidos a través de los desafíos y hemos sentido el amor del Salvador y del Padre Celestial.