La depresión

Imagen

En la actualidad, uno de los desafíos de salud mental que más afrontan las personas es la depresión, misma que está ligada a la tristeza.

La tristeza se describe como sentimientos de pesadumbre, infelicidad y aflicción; es una parte normal de nuestra experiencia aquí en la tierra. Esta puede ser el resultado del rechazo, las relaciones interpersonales, las decepciones y otros dolores. Es una emoción natural en este estado de probación y nos prepara para las experiencias no tan agradables de la vida mortal, y es de corta duración.

La depresión, aunque es asociada con la tristeza, es diferente, ya que es un estado o condición emocional que afecta nuestro pensamiento, nuestras emociones y percepciones, así como nuestro comportamiento. La depresión puede originarse sin una explicación clara o puede ser el resultado de reacciones poco saludables a acontecimientos dolorosos.

Cuando experimentamos depresión, a menudo nos sentimos entumecidos o insensibles a nuestras emociones. Es posible que tengamos sentimientos de vergüenza, culpa o de auto rechazo, lo cual es probable que interfiera con nuestra forma de funcionar a diario. Otros de los síntomas que acompañan a esta condición son la ansiedad, la sensación de soledad y vacío, la pérdida del interés en realizar actividades que antes disfrutábamos, la poca valoración de sí mismo, la desesperanza, el pesimismo y la inutilidad, así como albergar pensamientos sobre la muerte y el suicidio, entre otros.

La depresión también interfiere con nuestra capacidad de enfrentarnos positivamente a los problemas a medida que surgen.

i

¿Cuándo pedir ayuda?

La tristeza y la ansiedad son sentimientos humanos naturales. No obstante, si constantemente estamos tristes y si el dolor no nos permite sentir el amor del Padre Celestial, de Su Hijo Jesucristo y la influencia del Espíritu Santo, entonces quizá suframos de depresión. Como otras partes del cuerpo, el cerebro está sujeto a enfermedades, traumas y desequilibrios químicos.

Si nuestra mente padece, es apropiado que procuremos ayuda de Dios, de nuestra familia, amigos, nuestros líderes y de profesionales de salud mental; estos últimos nos brindarán un acompañamiento psicoterapéutico que será de beneficio para alcanzar estabilidad emocional.

Cuidados emocionales

Hacer ejercicio regularmente, llevar una buena alimentación, dormir lo suficiente, tener un pasatiempo, son hábitos que pueden mejorar nuestra salud mental. De la misma forma, es muy importante establecer metas realistas, soltar lo que no podemos controlar y darse un espacio para comprender y aceptar sus emociones. También es de mucha importancia fortalecer nuestra espiritualidad a través de la oración, el estudio de las Escrituras y la asistencia al templo.

El Señor nos enseña que “Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo”.

i