Encontré a las personas correctas en el momento correcto 

.

Si alguien me pregunta ¿cómo conocí la Iglesia? Mi respuesta ideal sería… a través de personas correctas, en el momento correcto. En el año 2022, conocí a una familia, que me acogió como si fuera parte de ella desde el primer día, familia que lleva mucho tiempo en la Iglesia. Al principio yo tenía pena de asistir a la Iglesia, hasta que un 25 de diciembre decidí ir.  

Empecé a estudiar el Libro de Mormón todas las noches, mi novio me acompañaba. La familia de mi novio y mi novio fueron mis mejores mentores, con su ayuda encontré mucho apoyo en el obispo. Sentía miedo, pero siempre tuve un enorme deseo por conocer más y más acerca del Padre Celestial. Tenía y sigo teniendo muchas preguntas, pero conforme me fueron enseñando las misioneras y esta familia, mis dudas se fueron aclarando poco a poco. 

Después de un mes y medio de preparación y estudio, me hicieron la pregunta de que si estaba lista para ser bautizada. Pasaron mil preguntas por mi mente y hago mucho énfasis en esta parte porque sucedió algo que marcó muchísimo mi vida y mi trayectoria en la Iglesia, lo que me llevó a tomar la decisión de ser bautizada. 

Una noche al finalizar nuestro estudio del Libro de Mormón, a solas cerré mis ojos, agradecí por todo lo que estaba viviendo, conociendo y aprendiendo, le pedí al Padre Celestial que me diera una respuesta. Al finalizar mi oración, tenía el Libro de Mormón sobre mis piernas y lo único que hice fue abrirlo, al hacerlo fue como si mi vista hubiera sido guiada hacia una escritura específica como señal o respuesta de mi Padre Celestial. 

“…Por tanto, bienaventurados sois si creéis en mí y sois bautizados, después que me habéis visto y sabéis que yo soy”

Cuando leí, sentí que fue la respuesta más rápida que he recibido de parte de Dios, fueron segundos y empecé a llorar. Realmente sentí que era el Padre Celestial.  Dos meses después de haber visitado la Iglesia, fue mi bautismo. Inicié mi historia familiar, al ingresar el nombre de mi abuelo materno, logré descubrir que tengo generaciones hasta el año 30 A.C., ¡fue increíble! También descubrí que tengo ascendencia guatemalteca, española y francesa, de reyes, de príncipes y todo lo demás. Fue algo bonito saberlo porque de otra manera creo que no me hubiera dado cuenta. 

.

Hace menos de un mes fue mi primera visita al templo en Tegucigalpa, Honduras. Estaba muy nerviosa, pero muy emocionada.  La experiencia dentro del templo se sintió tan diferente que el exterior, todo era pureza, era todo tan blanco, tan limpio y perfecto. Logré realizar las ordenanzas por mi abuelo, sentí paz al saber que alguien más puede conocer el gran amor de Dios. 

Hasta el día de hoy, con las altas y bajas en mi vida, puedo decir que sigo “…teniendo grandes deseos de conocer los misterios de Dios…”