El programa Ven, sígueme ayuda a que las familias se unan y aprendan juntas las enseñanzas del Salvador Jesucristo.
Bajo la dirección del élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, el 15 de febrero pasado se realizó una noche de hogar que fue transmitida a toda Centroamérica. Al apóstol le acompañaron su esposa, Kathy; élder Carlos A. Godoy, de la Presidencia de los Setenta, y su esposa, Mónica; élder Juan A. Uceda, presidente del Área de Centroamérica, y su esposa, María Isabel; élder Jorge F. Zeballos, primer consejero de la Presidencia del Área, con su esposa, Carmen Gloria; y élder Valeri V. Cordón, segundo consejero de la Presidencia del Área, acompañado de su esposa, Glenda.
Puedes ver el video de la noche de hogar con élder Christofferson y los otros líderes.
Cada una de las cinco parejas se tomó de la mano y se sentó en un semicírculo para sostener una conversación como la que pueden tener todas las familias en sus hogares.
Con un espíritu de armonía y confianza, enfocaron el diálogo en “el aprendizaje del Evangelio centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia”.
La reunión se basó en preguntas hechas por élder Christofferson, las cuales fueron respondidas por las parejas.
¿Cómo pueden las reseñas de Ven, sígueme ayudar a un individuo o a una familia a aprovechar más el estudio del Nuevo Testamento?
La hermana Glenda Cordón mencionó que una de las cosas que más le ha ayudado es detenerse en las preguntas de las reseñas que aparecen en el manual y meditar en cómo éstas pueden aplicarse a su vida.
“A veces tomo el tiempo para meditar en una pregunta y escribo lo que siento al respecto. Me puedo dar cuenta cómo el Espíritu me va enseñando a entender más en cuanto a la doctrina de Cristo y, sobre todo, de la vida de Jesucristo que es la base de este nuevo estudio”.
Élder Uceda mencionó que esas preguntas son sus favoritas porque le ayudan a “profundizar más en el principio, la doctrina que estamos estudiando”.
Si una familia tiene jóvenes o niños en casa, ¿cómo pueden utilizar Ven, sígueme para preparar las lecciones o estimular conversaciones que capten la atención de cada miembro de la familia?
Élder Cordón contó la experiencia de una hermana de la Iglesia que le relató cómo su familia, en donde hay niños pequeños, estudia el programa. Ellos se concentran en mensajes muy simples y les ayudan a memorizar versículos cortos, por ejemplo: “ninguna cosa es imposible para Dios” (Lucas 1:37).
Un día uno de los niños de esa familia le contó una experiencia espiritual personal a su papá. El padre estaba asombrado de una frase que el hijo dijo: “para Dios, no hay nada imposible”.
Élder D. Todd Christofferson aprovechó el tema para aconsejar que una de las mejores formas de ayudar a los niños es invitarles a participar en la organización de la noche de hogar, incluso a enseñar una parte de la lección.
La hermana María Isabel Uceda recomendó poner énfasis en las cosas sencillas. Cuando haya niños pequeños hay que tener crayones, lápices y láminas disponibles y enseñarles a través de la visión. Es decir, involucrarlos aunque sean pequeños.
Élder Christofferson animó a los padres en su labor de enseñanza a los hijos: “No se desanimen; sigan intentando o corrigiendo cuando el estudio o la noche de hogar no sale bien. La constancia hace la diferencia más que la perfección”.
Con el nuevo programa, Ven sígueme ¿es cierto que vamos a aprender más en casa que en la Escuela Dominical?
Élder Uceda dijo al respecto: “(El programa) está diseñado de tal manera que somo nosotros los que tenemos la oportunidad de aprender más, profundizar más y sentirnos más cerca del Señor en las escrituras. En casa vamos a estar más en contacto, vamos a tener nuevas ideas, nuevos comentarios, formas diferentes de ver las cosas. Cuando lleguemos a la Iglesia, esto va a ser un complemento en nuestro aprendizaje. Vamos a tener más experiencias espirituales en el hogar”.
¿Cómo podemos usar Ven, sígueme para promover el estudio personal de cada miembro de la familia?
La hermana Carmen Gloria Zeballos contó que ellos usan el grupo de WhatsApp familiar para compartir lo que han sentido o aprendido en el estudio personal.
Élder Cordón resaltó que “aunque todos estudiemos lo mismo, las respuestas que se reciben son tan personalizadas por el Espíritu, que van a las necesidades específicas de cada individuo”. El Señor sabe qué es lo que necesitamos, y “cuando hacemos un poco de esfuerzo, recibimos mucho a cambio”, dijo.
Y para las familias que tienen hijos adolescentes, élder Uceda recomendó invitarles a buscar un tema en específico en las escrituras, dándoles algunas ideas de qué es lo que deben buscar.
¿Qué relación deben tener nuestras conversaciones familiares acerca de las escrituras y nuestras oraciones personales?
Élder Zeballos comentó al respecto: “El estudio, si no lleva a la acción, no tiene mucho valor. Va a ser solo una acumulación de información y conocimiento. Si quiero aplicar a mi vida un punto de la doctrina o un principio que estemos estudiando, seguramente voy a tener que hacer algunos ajustes y cambios para mejorar. Y cuando llegue a hacer mi oración, yo voy a pedir eso. Voy a pedir ayuda y fortaleza para perseverar en esa decisión de mejorar lo que aprendí en esa discusión del estudio de las escrituras en familia”.
La hermana Kathy Christofferson habló de la relación entre las escrituras y el lenguaje del Espíritu. “Cuando leemos las escrituras con atención, empezamos a entender su lenguaje. En nuestras oraciones el Espíritu puede dictarnos exactamente lo que debemos pedir en nuestra oración. Conforme vamos aprendiendo a reconocer el lenguaje del Espíritu, estamos más sensibles a Él y comprendemos mejor la relación entre las escrituras y las oraciones inspiradas”.
Élder Cordón enfatizó en que el objetivo de esta nueva forma de estudio es profundizar la conversión, y debe ir acompañada de una parte espiritual, que puede ser la oración. “No estamos estudiando la clase del domingo; estamos estudiando el Evangelio en el hogar y el domingo nos van a pedir que compartamos nuestras experiencias”, explicó. La oración es muy importante en este proceso
¿Qué consejos le daríamos a una madre soltera en cuanto a cómo disfrutar de los materiales de Ven, sígueme al mismo tiempo que ocupa dicho material para enseñar a sus hijos en el hogar?
Primero debe prepararse ella misma para estar en forma, espiritualmente, para cuando llegue el momento de enseñar a sus hijos, dijo la hermana Carmen Gloria Zeballos. Por su parte, recalcó la hermana Cordón, es importante tomar en cuenta las sugerencias para enseñar que aparecen en el manual.
¿Cómo podemos ayudar a un joven o una joven que son los únicos miembros de la Iglesia en su familia, o que tienen padres que no son muy activos, a aprovechar Ven, sígueme?
Élder Zeballos contó su experiencia personal, cuando era un jovencito de 12 años que iba solo a la Iglesia. Dijo que tener buenos amigos y que las familias de sus amigos le invitasen con frecuencia a compartir el Evangelio en sus hogares, fue muy significativo para él.
El caso de élder Godoy fue similar. A los 16 años iba solo a la Iglesia y esperaba muy animado esos momentos en los que podía ir a la casa de la familia de Mónica, su futura esposa, a disfrutar de las experiencias de las distintas clases del domingo.
En este mismo tema, ¿cómo podemos involucrar los recursos del barrio para hacerlo? ¿Cuál podría ser el rol de los hermanos y hermanas ministrantes?
Élder Cordón sugiere involucrar al presidente de Cuórum de Élderes y a la presidenta de la Sociedad de Socorro para ayudar a los miembros que asisten solos a la Iglesia. “Junto con el obispo, los líderes decidirán qué tipo de reuniones informales harán. También, en el Consejo de Barrio se puede deliberar sobre la forma de involucrar y propiciar oportunidades para las personas que asisten solas a la Iglesia; se debe incluir a los recién conversos, y las familias de la unidad pueden invitarlos a participar en sus noches de hogar”.
Otro de los consejos fue que los hermanos y las hermanas ministrantes brinden oportunidades para que los jóvenes puedan compartir lo que han aprendido. Además, escuchar las experiencias de otros va a enriquecer su estudio del Evangelio.
¿Qué podemos hacer para tener la influencia del Espíritu Santo con nosotros cuando estudiamos el Evangelio juntos?
Élder Zeballos sugirió que debemos eliminar los distractores como el televisor, la música y el celular para tener un ambiente propicio para invitar la compañía del Espíritu.
Élder Cordón mencionó que para los jóvenes que tienen la costumbre de leer las escrituras desde sus celulares, el evitar la distracción puede ser algo difícil. Élder Zeballos sugirió que pueden ponerlo en modo avión, a lo que élder Christofferson agregó, sonriendo: en modo ¡Ven, sígueme!
La hermana Carmen Gloria Zeballos mencionó que en su familia apartan un tiempo siempre a la misma hora y el mismo lugar para estudiar el Evangelio.
Es importante, subrayó élder Christofferson, leer las mismas palabras de las escrituras, y no siempre hablar acerca de ellas o de lo que dicen. “Debemos dedicar un momento a analizar las propias palabras de las escrituras, porque hay poder en esta palabra; es poder que trae la influencia del Espíritu”.
¿Cómo podemos llevar a la práctica estos principios a nuestra propia vida?
Hermana Mónica Godoy comentó que muchas veces cuando estamos leyendo las escrituras, estamos pensando en aplicárselas a otras personas. “Yo empecé a aprender mucho más de las escrituras cuando las empecé a aplicar a mí misma, a mi situación. Tenían más valor y significado”.
Meditar todos los días, sugirió élder Zeballos. Mientras estudiamos el Evangelio, el Espíritu le indicará a cada uno lo que debe mejorar; aunque todos leamos lo mismo, las indicaciones serán personales, dijo Elder Godoy.
Élder Christofferson compartió la escritura de Alma 37:7–8 en la que se resume el propósito de por qué estudiamos Ven, sígueme: ensanchar nuestra memoria, convencernos del error de nuestro camino y traernos al conocimiento de nuestro Dios para la salvación de nuestras almas.
“Debemos hacer de nuestros hogares santuarios de fe. Cuando la fe crece cobramos poder”, dijo. “Tenemos un santuario al cual acudir constantemente. Eso es lo que todos necesitamos hoy y en los días venideros para tener éxito y lograr los propósitos del Señor, cada uno, en nuestras vidas”, añadió.
Por su parte, la hermana Uceda resaltó que los santuarios más importantes en la tierra son los templos y el segundo lugar son nuestros hogares. “Por lo tanto, debemos trabajar, meditar, estudiar y orar para que nuestros hogares sean fuertes, sean el santuario de fe. Seremos bendecidos nosotros, nuestros hijos y nuestra posteridad”, expresó.
“Hay una protección especial en el hogar; vamos a la Iglesia una vez a la semana, y estamos todo el tiempo en nuestro hogar”, mencionó la hermana Mónica Godoy. “Nuestro hogar será protegido si dedicamos tiempo a leer, orar y estudiar las escrituras”
El presidente Uceda dijo, “Creo que cuando un profeta del Señor hace promesas las debemos tomar muy en cuenta”.
¿Qué podemos hacer para perseverar en este nuevo curso, no perder el entusiasmo, infundir vida a nuestros convenios y profundizar nuestra conversión en el Padre y a Su hijo, Jesucristo?
Primero, seguir con el estudio del curso, y los que no han comenzado pueden empezar, dijo élder Zeballos.
Élder Godoy pidió no desanimarnos cuando no salga bien el estudio. “La constancia hace la diferencia más que la perfección”, expuso.
Élder Cordón dijo: “Todos los que estamos leyendo y estudiando Ven, Sígueme, [hemos sentido que] nuestros corazones han ardido. Hemos sentido lo que es tener a Cristo en nuestros hogares. La invitación que dejamos esta noche es que las personas puedan centrar su familia en Cristo y que no se desanimen. El profeta ha puesto muchas bendiciones, y cuando nosotros centramos nuestra vida en Cristo, sabremos que nuestra vida será diferente.”
Élder Christofferson nos recordó las promesas del presidente Russell M. Nelson y compartió su testimonio de que son verdaderas:
- Sus días de reposo serán verdaderamente una delicia.
- Sus hijos estarán entusiasmados por aprender y vivir las enseñanzas del Salvador.
- La influencia del adversario en su vida y en su hogar disminuirá.
- Los cambios en su familia serán notables y duraderos.
El Apóstol del Señor nos recordó lo que se enseña en Doctrina y Convenios 18:36 y la promesa que Jesucristo ha dado a los que escudriñan las escrituras: “Por tanto, podéis testificar que habéis oído mi voz y que conocéis mis palabras”.
“Les prometo que en las escrituras vamos a aprender, entender y reconocer la voz del Señor, la voz del Santo Espíritu. Su voz sonará familiar para nosotros. Podremos recibir Sus promesas, Sus palabras, Su guía, Su consuelo, mediante Su Espíritu. Podremos reconocer Su voz. Es mi oración que puedan disfrutar la hermosa voz y compañerismo de nuestro Señor Jesucristo y de nuestro Padre Celestial que obran por medio del Espíritu Santo. Él vive, Jesucristo vive. Estamos en Su camino, somos sus ovejas, y Él nos va a guiar y cumplirá Sus promesas”, dijo al finalizar.
Algunos miembros del Área compartieron sus sentimientos luego de participar en esta transmisión de la noche de hogar.
Familia Mora Espinoza, Barrio Moravia, Estaca San José Costa Rica Toyopán: “Muchas veces pensamos en todos los obstáculos posibles para no llevar a cabo la noche de hogar. Pero luego de haber tenido esta experiencia es más que evidente que no importa el número de miembros de la familia, el momento, el lugar o la agenda, la noche de hogar con el programa Ven, sígueme, lo hace sencillo”.
Karla Manzanarez, Barrio Ciudad Jardín, Estaca Managua Nicaragua Bello Horizonte: “El propósito de Ven, sígueme es llegar a la acción, al cambio y adquirir conocimiento de nuestro Dios. Acercarnos a Él y ser sus discípulos. Las enseñanzas del Evangelio en el hogar, como familia, profundizan nuestra conversión y nos permite tener una familia centrada en Cristo y con ello el deseo de llegar a ser como Él”.